Otafuku: atrévete a vivir una cena donde no decides lo que comes
- Grupo Seratta
- 4 nov
- 2 Min. de lectura
¿Te atreves a ir a un restaurante donde tú no eres quien decide el menú? En Otafuku lo tenemos claro: la experiencia omakase —es decir, el chef decide por ti— no es solo una moda, es una forma de comer que exige confianza, curiosidad, placer. Y en Bogotá, sentimos que era momento de traerla con carácter y convicción.

La historia de Otafuku empieza con una pregunta: “¿Por qué comer lo mismo una y otra vez, cuando podemos sorprendernos?” En una ciudad de sabores diversos pero muchas veces previsibles, quisimos crear un espacio de riesgo contenido: un menú que cambia, que se adapta, que se revela frente a ti, sin que tú lo propongas. Porque parte del placer está en la entrega.
El diseño, el ambiente, el lenguaje del restaurante lo dicen claro: aquí estás para dejarte llevar. Las luces, la barra, el orden de los platos, la narrativa del itamae, todo es parte de un hilo invisible que te conduce de un sabor al siguiente, de una textura a otra, de una emoción a una sorpresa.
La necesidad que vimos en Bogotá es múltiple: había aficionados a la gastronomía que buscaban algo más que carta extensa; grupos de amigos que querían celebrar pero sin la formalidad de “fine dining tradicional”; parejas que deseaban una cena diferente. Otafuku es para ellos. Y para quienes están abiertos a lo inesperado.
Cada visita se convierte en conversación después de la cena: “¿y ese bocado qué fue?”, “¿cómo lograron esa textura?”, “¿volverías a dejar que el chef decida por ti?”. Esa incertidumbre es parte del encanto. Porque la comida también puede ser teatro sutil, puede tener un comienzo, un clímax, un desenlace.
Entonces, sí: te atreves. Y si lo haces, descubrirás que no decidir lo que comes puede ser uno de los mejores regalos que te haces a ti mismo. Otafuku no solo sirve platos: ofrece historias que se devoran, risas que se comparten, memorias que se quedan.




Comentarios